Participando..... de la crítica!!!
Cada vez está más claro que la participación de los diversos
actores dentro de los ámbitos escolares es más significativa e influyente, y
puede ser más enriquecedora para minimizar tanto las desigualdades, como para crear entornos
más democráticos donde todos participen. Los distintos agentes, alumnos, profesores
y padres, así como las instituciones que están en la escala jerárquica deben
tener distinta participación en el ámbito escolar, pero sin duda todas ellas
son importantes y pueden resultar enriquecedoras.
La educación
democrática en la escuela tradicional implica unas estructuras
jerárquicas, que pueden limitar en gran
medida y pueden ser contrarias en la formación de valores democráticos. Sería de gran importancia para mejorar la
participación de los distintos agentes implicados; una profunda reflexión sobre
los principios y valores sobre los que se construye la institución y así,
posibilitar la implementación de espacios y mecanismos que promuevan la
participación, ya que la mayoría de las instituciones educativas han
permanecido sin modificación desde sus orígenes; lo que implica una escisión
con la sociedad en la que están insertas, debido a que las pedagogías
tradicionalistas proponen el aprendizaje de contenidos descontextualizados y poco
prácticos para sociedades más modernas, que funcionan bajo patrones culturales
y sociales muy diferentes.
Desde sus inicios, las escuelas se convirtieron en
instituciones uniformadoras del conocimiento, donde se desarrollan aprendizajes
que en ocasiones están al margen de la vida cotidiana de los alumnos, y que son
útiles en ocasiones solo en el interior de la escuela.
A pesar de los cambios de la sociedad, los centros
educativos se han modificado poco, reproduciendo las prácticas de una educación
tradicionalista, influenciado por la enorme inestabilidad en el plano de las
leyes educativas y la poca uniformidad de criterios a la hora de intentar
entender el papel de profesores, alumnos, padres e instituciones, como
importantes agentes que enriquezcan con sus aportaciones los ámbitos escolares.
Por un lado, intenta proyectar la idea de educar en el
diálogo y la democracia participativa, pero se organiza con base en una
democracia representativa, por lo que solo algunos cuantos deciden sobre los
asuntos públicos escolares; propone el aprendizaje de principios para la vida,
sin embargo, se preocupa más por la integración a un mundo laboral capitalista
relegando los intereses y necesidades de los alumnos; y como reflexiona, Fernández
Enguita, sus prácticas son esencialmente heterónomas, aunque plantea educar
para la autonomía.
Parece algo contradictorio que en un espacio donde se
pretende el desarrollo integral de los niñ@s y adolescentes, en muchas
ocasiones lo que se les incentiva es en que éstos aprenden a callar por miedo a
ser descalificados, a guardarse sus opiniones, a desconfiar de sus ideas, a
obedecer sin cuestionar y a no participar como ellos pretenderían hacerlo.
Bajo ese rol que a los alumn@s les toca representar, pude
que lo que ocurra en muchos casos es que se limite la creatividad, el
voluntarismo o la cooperación espontánea.
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