Gracias Abu!

Esta última entrada de este blog, la quiero dedicar a uno de los profesores que más influencia ha tenido probablemente sobre mi futuro, y sobre la realidad de que hoy yo, sea licenciada en sociología. Yo un día tenía 19 años, y tenía que elegir una carrera universitaria después de varios, no voy a decir cuántos “perdidos en bachillerato”… haciendo de las mismas, o más bien no haciendo nada, más que básicamente fugarme de las clases y vaguear. Pues ante la incansable labor de mis padres conseguí aprobar la PAU y empezar mi aventura universitaria!!

Entonces llegó la pregunta que definiría gran parte de mi vida¿ qué estudio?, lo único que me llamaba la atención era el periodismo, no sé si por eso de que habla hasta por los codos… lo cierto es que también me atraía la historia; y bueno que ni para uno ni para otro, en  ese momento en la Universidad e la Laguna sólo estaba el segundo ciclo de periodismo, es decir, tenía que cursar el primer ciclo de otra carrea y luego en el segundo ciclo entrara a periodismo; y con la firme convicción de ser una periodista para sociología que me fui , porque era precisamente sociología la licenciatura que tenía el acceso directo a periodismo.




En ese momento  me hice la eterna pregunta que todo el mundo me ha hecho, ¿pero eso qué es?, pero con todas yo que me matriculé…. Y llegué el primer día con huelga de profesores, y con el único profe que iba a clase… el de estadística; todavía recuerdo la cara de mis compañeros tan novatillos todos mirando aquel señor haciendo gráficos y tablas en la pizarra…. Y yo me preguntaba…. ¿pero esto no es para la gente que viene de letras?

Pues para no hacer el cuento largo, que allí seguí con toda mi valentía y yo veía que aquello yo en su conjunto no entendía mucho, pero no me desagradaba y parecía eso de estudiar el sistema económico, político o antropología bastante interesante…..hasta que un día en el segundo cuatrimestre del primer curso, entro por la puerta un señor bastante seco… con ligeros aires de grandeza y muy serio, José Abu Tarbush; ya había oído hablar de él como un especialista en las relaciones internacionales y la invasión de Israel sobre Palestina, pero yo de aquel tema en ese momento no es que supiera demasiado. Y el señor en cuestión empezó a hablar de su asignatura, la sociología del desarrollo, y yo me empecé a enamorar…., de la asignatura pero sobre todo de la sociología.

 Abu nos explicaba el mundo y las relaciones de los privilegiados frente a los que no lo son tanto, de una mera que mi cabeza jamás había podido reflexionara ni imaginar… todo aquello que nos contaba me hizo empezar a entender la realidad de un mundo que yo desconocía; aún recuerdo el día cuando nos explicó cómo se habían endeudado los países empobrecidos o también llamados en vía de desarrollo; sin exagerar sentí que algo se había encendido en mi mente. No faltaba ni una de sus clases, me apasionaba la manera que tenía de hacernos comprender la realidad de las personas que no habían tenido más oportunidades, y de cómo el poder del dinero es capaz de llegar hasta donde yo no imaginaba.

Por primera vez a mis 20 años me encontré apuntando en mi cuaderno todas las recomendaciones de sus libros y lo que fue más impactante para mí, leyendo libros por el solo gusto de leerlos…. Creo que ahí nació mi amor por la lectura, cuando encontré uno de los libros que probablemente más me ha impactado, “Las sirenas de Bagdad”, de Yasmina Khadra.

 Mi relación con Abu fue cada vez más cercana, creo que era bastante obvio mi interés por sus clases, y así en cuarto de carrera cuadré todo para poder escoger su asignatura que daba de manera optativa, sociología de las relaciones internacionales. Qué decir más que ahí supe que lo mío lo mío dentro dela sociología iba ser estudiar algo relacionado con ello; y en ese momento creamos una buena relación como un profe empático que notó mi gran interés ya que no me perdía ninguna de sus clases, le pedía que me recomendara libros y hasta me atrevía a preguntar. Su claridad a la hora de enseñarnos las realidades, lo acertado de sus razonamientos y el gran interés que tenía por transmitirnos y por hacernos comprender aquello que tanto le apasionaba, hace que hoy, muchos años después siga acordándome de él con un gran cariño, respeto y admiración.

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