Date una tregua, pero no claudiques!

 Si algo me empieza a quedar claro después de ya la casi culminación de este módulo genérico, es que la realidad de las aulas, pude ser muy diversa, dura y que habrá cosas que podremos “controlar”, por decir algo……, y otras que nos quedarán muy lejos; que habrá realidades de nuestros alumnos que nos sobrepasen, otras que nos abrumen, y otras con las que con mucha paciencia y aprendizaje de la experiencia podremos resolver; por eso buscando algún poema por la red que me inspirara, y con el que me sintiera conectada sobre esta reflexión, encontré este magnífico poema de Rudyard Kipling  llamado, “Cuando vayan mal las cosas” y que nos enseña lo importante de la perseverancia y la resiliencia con la que debemos (por una cuestión de vocación, pura supervivencia y paz mental) vivir y enseñar como docentes.






Cuando vayan mal las cosas
como a veces suelen ir,
cuando ofrezca tu camino
solo cuestas que subir,
cuando tengas poco haber
pero mucho que pagar,
y precises sonreír
aun teniendo que llorar,
cuando ya el dolor te agobie
y no puedas ya sufrir,
descansar acaso debes
¡pero nunca desistir!

Tras las sombras de la duda
ya plateadas, ya sombrías,
puede bien surgir el triunfo
no el fracaso que temías,
y no es dable a tu ignorancia
figúrate cuán cercano
pueda estar el bien que anhelas
y que juzgas tan lejano.

Lucha, pues por más que tengas
en la brega que sufrir,
cuando todo esté peor,
más debemos insistir.

Si en la lucha el destino te derriba,
si todo en tu camino es cuesta arriba,
si tu sonrisa es ansia satisfecha,
si hay faena excesiva y vil cosecha,
si a tu caudal se contraponen diques,
Date una tregua, ¡pero no claudiques!

 

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