Otros países como modelo educativo, ¿nos sirven?

Que difícil cuestión esa la de compararse, para todo en la vida intentar aplicar otros modelos a lo que nosotros somos es una tarea que podríamos decir , lo menos complicada, y cuando se trata de educación nos es diferente. Modelos como el de Corea del sur, instalados en unas férreas normas culturales y sociales con gran cantidad de horas de clase y una gran presión social sobre los alumnos, parece poco factible que se aplique a otros lugares más alejados, porque las normas de convivencia y los umbrales de logro parecen estar muy distanciados de nosotros.

¿Y que pasa en nuestro país en el caso exacto de el instituto Nuñez de Arce de Valladolid? Según el profesorado se hace lo que se ha hecho siempre, y ellos parecen ser uno de sus secretos; la estabilidad de la plantilla docente, donde los alumnos sienten una familiaridad con el centro en el que estudian creo que imprime en los alumnos respeto al profesor y a la labor docente, así como una mayor motivación con quien ya los conoce. El modelo funciona y aunque otros sistemas como el finlandés se toman como ejemplo en muchos casos, por su controversial tema de si deberes si o no, lo cierto es que el caso del instituto vallisoletano se distancia bastante del finlandés, sin embargo funciona y muy bien. Entonces, ¿cual será el secreto? ¿ hay un secreto? ¿Será posible que den buenos resultados con modelos tan diferentes?

La respuestas a estas preguntas son tan complicadas……, pero parece que se responden cuando vemos como funcionan los sistemas educativos en los diferentes países del mundo; en lugares como Finlandia, Singapur, Japón o Rusia tan diferentes entre si y marcadamente unos más tradicionales que otros, pero generan buenos resultados académicos en los alumnos, aunque podríamos poner en duda si todos ellos son tan buenos para desarrollar otras habilidades como las sociales en los individuos.

En nuestro país si miramos los resultados por comunidades autónomas, también parecería que estamos en diferentes países, cuando miramos las tasas de fracaso escolar o el numero de alumnos que acceden a la universidad con respecto al total,  las diferencias son bastante significativas. Un gran pacto por la educación sin orientaciones políticas de los gobiernos de turno sería la base para poder entrar a solucionar los problemas reales de los jóvenes y sus familias, además como vemos en el caso del instituto Nuñez de Arce, el respeto al profesor y la estabilidad de la plantilla docente son a mi entender fundamentales para poder desde los centros intervenir de una manera más eficaz con cada uno de los alumnos; conocer a los profesores con los que se genera la confianza a través del tiempo es muy importante, el conocimiento mutuo puede ser muy efectivo para los alumnos a la hora de elegir la opción académica que mejor se adapte a ellos.

Por otro lado ese conocimiento de los alumnos por parte de los profesores es vital para la motivación; sabe como motivarte mejor el que más te conoce, y para ser sinceros todos tenemos un profe que recordamos, ese “ Don Aurelio” que como niña de pueblo fue prácticamente el único maestro que conocí desde los 6 hasta los 12 años, y que después de escribir un cuento sobre una drago y una palmera, me dijo que con esa cabecita tan despistada lo mío iba a ser escribir cuentos, ese comentario fue un antes y un después en mi vida, porque el lastre de la despistada se había repetido desde que tenía conciencia en todos lados, en mi casa, en la escuela, en la banda de música; y solo él me hizo pensar que esa capacidad de andar todo el día en las “nubes” no era tan inútil como me habían dicho.